Esta novela histórica busca explicar las motivaciones y los intereses creados en el siglo XI, que dan lugar al enfrentamiento constante entre cristianos y musulmanes sobre todo en el contexto de la península pero también a nivel general. El autor, licenciado en Historia, hace un esfuerzo por rendir tributo a un tema que sin duda admira y respeta, pero el libro carece, ante todo, de verosimilitud.
Enrique es un infanzón del reino de León y su hermanastro Bernardo un religioso que quiere iniciar la labor de traducir las obras de los musulmanes con el fin de comprenderlos y propiciar su conversión a la Cristiandad. Los vemos por primera vez reuniéndose tras la toma de Toledo por el rey Alfonso VI, y los seguiremos de vuelta a León en compañía de tres musulmanes progresivos que se sienten cómodos conviviendo con los cristianos.
Mientras que el joven rey y sus hombres están ocupados combatiendo, los dos hermanos, con la ayuda de los tres musulmanes, empiezan a traducir los textos con la esperanza de lograr la paz sin derramamiento de sangre. Desgraciadamente, el rey y sus hombres se encuentran con una banda de conservadores franco cristianos que terminan matando a los tres sabios musulmanes y quemando todos los textos que habían sido traducidos.
Aunque tiene un tema prometedor, el autor sacrifica todo por el mensaje hermoso de la “tolerancia”: los diálogos y argumentos de los personajes resultan anacrónicos y suenan como teorías modernas teniendo en cuenta que el Humanismo aún tardaría algo más de tres siglos en llegar. Los personajes son planos en general (en algunos de ellos, el cambio del odio hacia la comprensión de su enemigo es tan rápido que los convierte en prototipos para demostrar una teoría previa).
Debido a su manera simple de ver las cosas, poniéndolo todo en blanco y negro, la investigación del autor tiene poco impacto sobre la ambientación de la novela. En ese sentido, el libro resulta más decepcionante que emocionante.
También esta disponible en ebook.
